El ex libris, (también conocido como ex bibliotheca, o e-libris, y en ingles bookplate) en su inicio y en su concepto originario, indica la pertenencia que una persona imprime en el revés de la cubierta ó en la guarda del libro. Esto es lo que constituye el verdadero espíritu del ex libris, en las primeras indicaciones de pertenecía se usaba la enunciación pura y escueta ex libris, frase latina que significa de entre los libros ó (uno) de los libros, a la cual se añadía el nombre del propietario (persona, institución, familia, etc...) lo cual marcaba que el ó los libro/s que poseían esta marca, pertenecen o eran de propiedad de fulano. Posteriormente, a está formula latina se le agregaría más ó menos una representación gráfica. Lo que constituiría lo que se conoce como el actual ex libris, á saber: una representación gráfica, distintiva, alegórica, á veces simbólica, en la que se hallan combinada la voz ex libris y el nombre del poseedor del libro. A la hora de hacer uso de esta marca en la biblioteca, en los libros, etc...tendremos la necesidad de tenerlos en hojitas sueltas de modo que puedan pegarse á cada uno de los volúmenes. Algunos bibliófilos cuentan con varios diseños de estos ex libris, y lo colocan según el tema que trate el libro en cuestión. Para que un ex libris cumpla con su objetivo, ha de llevar el nombre del propietario (en mi opinión, algo imprescindible), ya que la mera representación gráfica no basta, ahí casos en los que a un ex libris no se lo puede asociar con su dueño, ya sea por estar desprovisto del nombre del titular, ó debido la antigüedad del mismo, es inteligible. En relación con la representación gráfica ó el dibujo en si, este a de tener una significación con el portador, ya sea por su profesión, con la composición de su biblioteca, por su personalidad, etc... su simbolismo debe ser lo más claro posible y evitar lo excesivamente enigmático u obscuro (en algunos caso esto no se cumple). Se debe pensar que tiene que contribuir al adorno del libro y no profanar al mismo, con un dibujo impropio, imperfecto o que este desprovisto de un tono de buen gusto (esto también es algo de lo que están desprovistos muchos ex libris). Tengamos presente que cuando el propietario de un libro evidencia su gusto ó el interés en conservarlo y adhiere á su encuadernación el justificante del dominio, lo reviste de aquellos emblemas ó signos que responden mejor á sus ideas, aprovechando el escaso espacio de unos cuantos centímetros cuadrados para que que un artista simbolice sus aspiraciones, su fe religiosa, sus vanidades nobiliarias, sus predilecciones científicas, ó sus convicciones filosóficas.
Después de todo, el ex libris es al talento lo que el basón a la nobleza; uno y otro han de ser dignamente representados y viceversa.
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