sábado, 26 de febrero de 2011

Manuscritos griegos en internet


Más de 250 manuscritos antiguos en lengua griega serán digitalizados desde los fondos de la Biblioteca Británica y puestos en internet para el uso gratuito hasta 2012. Entre ellos estarán los textos originales de las fabulas de Esopo, encontrados en 1844 en la región del Monte Athos.


El esclavo de Frigia, bromista y sabio Esopo, vivió en el siglo VI a.C., aunque nadie sabe si existió de verdad. Le atribuyen la autoría de muchas fábulas, tanto de origen antiguo como de procedencia más tardía. Sus fábulas eran muy actuales para la situación social y política de su tiempo, pero, al ridiculizar las miserias de las personas, fueron también siempre actuales, lo que provocó a poetas de muchas épocas a traducirlo.

El proyecto de la Biblioteca está destinado a ayudar a los historiadores, investigadores de la Biblia y estudiantes que examinan la filología clásica.

 
Los empleados de la Biblioteca Británica ya publicaron en la red unos documentos de rareza excepcional, entre los que están Los evangelios de Lindisfme, el Códice Sinaítico y unos esbozos en lápiz de Leonardo da Vinci. Se los puede ver y leer aquí.

El famoso programa Google Books lleva ya millones de libros digitalizados en los últimos años, pero los textos antiguos tardan mucho más tiempo en ser sacados del archivo y puestos en la red. Son frágiles, lo que impone el tratamiento cuidadoso durante la toma de fotografías de cada hoja. El proceso, según la Biblioteca Británica, cuesta unos 1,5 dólares por página.


El proyecto de digitalización de los libros, entre los que se encuentra el texto de Esopo, es apoyado por la Stavros Niarchos Foundation, que enfoca sus inversiones en las iniciativas de la esfera del arte y la cultura griega.

La Mona Lisa: Un enigma menos

La gioconda
Leonardo di ser  Piero da Vinci

Los científicos italianos han revelado un secreto más acerca de la legendaria pintura de Leonardo da Vinci. El paisaje considerado abstracto, con el puente de tres arcos sobre el hombro izquierdo de la misteriosa Mona Lisa, pertenece a Bobbio, un pueblo situado en el norte de Italia.
Este hecho arroja una pierda más en la balanza de los seguidores de la teoría de que la mujer retratada era en realidad Bianca Giovanni Sforza, hija de un duque de Milán. Los antagonistas, entre ellos los científicos de la Universidad de Heidelberg en Alemania o el italiano Giuseppe Pallanti, destacan que en verdad se trata de Lisa Gherardini, la esposa del comerciante de seda Francesco del Giocondo y madre de cinco niños. Entre otras teorías también se supone que el prototipo de la Mona Lisa puede ser la madre del pintor o el mismo Leonardo da Vinci.
El nuevo argumento para la primera versión apareció en la geografía del cuadro. Los historiadores consideraban que Leonardo empezó a pintar la obra en Florencia, en la parte central de Italia, entre 1503-1504. Sin emabrgo, el puente de arcos detrás de la Mona Lisa pertenece a Bobbio, un pueblo situado en el norte.
Debido a esto, la historiadora Carla Glori destaca que la Mona Lisa es la hija del duque de Milán. Su padre fue uno de los clientes principales del pintor y un mecenas famoso. Glori considera que el pintor e inventor visitaba su casa no solo en Milán, sino también en Bobbio. Entonces la ciudad poseía una biblioteca que estaba bajo la protección de los poderes de Milán.
Para llegar a esta conclusión le ayudaron los resultados de la investigación profunda de Silvano Vinceti, periodista, escritor, descubridor de la tumba de Caravaggio y jefe de la Comisión Nacional de Patrimonio Cultural de Italia. Hace poco destacó que reveló unas letras y cifras enigmáticas en el lienzo de da Vinci.
Debajo de un arco del puente (desde el punto de vista del espectador, en la parte derecha de la obra) se hallaron las cifras 7 2. Vinceti los concidera como una alusión a las teorías míticas de Leonardo, pero Glori dice que es una referencia al año 1472, cuando el rio Trebbia que pasa a través de Bobbio se desbordó y destruyó el puente viejo, lo que hizo a la poderosa familia del lugar, los Visconti, construir uno nuevo. El resto del paisaje Glori lo considera una vista que se abría desde las ventanas del palacio del lugar.
Los especialistas escépticos afirman que tanto las cifras como las letras encontradas por Vinceti en las pupilas de la Mona Lisa son solo grietas aparecidas con el paso de los siglos.
Hasta el momento, la ciudad de Bobbio era conocida como el lugar donde está situado el gran monasterio San Colombano, uno de los modelos para el libro de Humberto Eco ‘El nombre de la rosa’.

miércoles, 23 de febrero de 2011

El santo de la espada del norte


Escudo de Armas de Güemes

Hace poco, para ser más preciso el 8 el corriente mes, se celebro otro aniversario del natalicio del General Güemes. Para aquellos que no conozcn su historia, aqui una breve compendio.

Martín Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1.785, pertenecía a una familia noble y adinerada. Cursó sus estudios primarios en su ciudad natal, alternando la enseñanza formal con el aprendizaje de las labores campesinas en las Fincas familiares. A los 14 años se incorporó como cadete de una Compañía del Regimiento Fijo de Infantería de Buenos Aires, iniciando una brillante carrera militar.
En 1805 fue trasladado a Buenos Aires donde comenzó a defender la integridad territorial actuando heroicamente durante las Invasiones Inglesas.

Durante 1.810, al servicio de la causa revolucionaria, se desempeño eficazmente al mando de un Escuadrón Gaucho en la Quebrada de Humahuaca impidiendo la comunicación entre los opositores al nuevo régimen y los realistas del Alto Perú. En Suipacha, único triunfo de las armas patriotas en el intento de recuperar el valioso territorio altoperuano, la participación del Capitán Martín M. de Güemes fue decisiva.

Luego del desastre de Huaqui, escoltó a Juan Martín de Pueyrredón a través de la selva oranense y salvar los caudales de la Ceca de Potosí, que estaba en poder de los realistas.

En 1.814 el Gral. José de San Martín le encomendó el mando de la Avanzada del Río Pasaje (hoy llamado Juramento porque en sus márgenes Belgrano hizo jurar obediencia a la Asamblea del Año XIII y donde se considera que nació como símbolo patrio de los argentinos la Bandera celeste-blanca-celeste) iniciando la Guerra Gaucha. Al año siguiente derroto completamente al poderoso ejército invasor al mando de Joaquín de la Pezuela en Puesto del Marqués, por lo cual el pueblo lo aclamó Gobernador de la Intendencia (integrada entonces por las ciudades de Salta, Jujuy, Tarija, Orán y distritos de campaña).

En Junio de 1.816 el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón le encomendó "la defensa de las Provincias Unidas y la seguridad del Ejército Auxiliar del Alto Perú" que se encontraba en Tucumán reorganizándose después de ser derrotado en Sipe Sipe. Entonces las milicias gauchas al mando del heroico salteño pasaron a desempeñarse como ejército en operaciones continuas, al servicio de la Patria. Por ello considerar a Martín Güemes prócer provincial ó defensor de la frontera Norte es una muestra del desconocimiento de nuestra Historia.

Güemes detuvo poderosas invasiones al mando de destacados jefes. Baste citar la del experimentado mariscal José de la Serna, quién al mando de 5.500 veteranos de guerra partió de Lima asegurando que con ellos recuperaría Bs.As.. O la del Gral. Pedro de Olañeta, enemigo acérrimo del salteño (ambas invasiones se produjeron en 1.817). O la del Gral. Juan Ramírez Orozco quién en Junio de 1.820 avanzó con 6.500 hombres. Ninguno de ellos logró concretar el objetivo que los impulsaba: llegar a Buenos Aires y recuperar el dominio del ex Virreynato del Río de la Plata.

Por tan meritorio accionar, San martín lo designó General en Jefe del Ejército de Observación y le encomendó la misión de auxiliarlo en la liberación del Perú. Las Provincias reconocieron la designación pero escaso apoyo le brindaron. Güemes se vio obligado a imponer contribuciones que originaron oposición y gran descontento entre los pudientes, empobreciendo la economía de la Intendencia bajo su gobierno.

Esa oposición interna, aliada con la externa, fue la semilla en la que se gestó la tradición que floreció con su muerte.

Rodeado de enemigos lo encontró el año 1.821. Uno de los más poderosos y temibles fue el gobernador de Tucumán quien se negó a entregarle el armamento que había pertenecido al Ejército Auxiliar y evitó que su par santiagueño lo auxiliara. En mayo, acusándolo de tirano, el Cabildo de Salta lo depuso, en alianza con el Gral. Olañeta. Güemes recuperó el poder días después pero una partida realista guiada por enemigos internos del prócer lo hirió la noche del 7 de Junio. Murió diez días después, a la intemperie, en un catre, en Cañada de la Horqueta, a los 36 años. Entonces se convirtió en el único general argentino caído en acción de guerra externa.

Sus restos descansan en el Panteón de las Glorias del Norte de la República, ubicado en la Catedral Basílica de Salta. Pero sus ideales de libertad, su desprecio al materialismo, su amor a la Patria y su temple inclaudicable son el motor que impulsa a quienes lo llevan en su corazón y que cada vez que pronuncian su nombre le rinden emocionado homenaje al recordarlo. Porque Güemes sigue cabalgando y guiando a sus compatriotas.

El Gral. Martín Miguel de Güemes y sus gauchos
Oleo sobre tela de A. Struch - Salta 1912
Museo Historico del Norte - Cabilo de Salta

La guerra Gaucha

“He jurado defender la independencia de América y sellarla con mi sangre. Estamos dispuestos a morir primero que sufrir por segunda vez una dominación odiosa, tiránica y execrable”

Con estas palabras, Martín Güemes pone de manifiesto su voluntad libertadora como continuador del espíritu revolucionario surgido el 25 de Mayo de 1810, cuando el pueblo salió a la calle a exigir un gobierno criollo contra el enemigo colonialista que nos azotó siempre, llevándose nuestras riquezas.

¿Qué fue la resistencia sino una colosal batalla con centro en Humahuaca, un ala en la Quebrada del Toro y la otra en la frontera del Chaco? Diez veces entraron los realistas a Salta y Jujuy; diez veces fueron expulsados. A cada nueva invasión, los partidarios de la resistencia crecían.

Güemes tuvo por aliado al pueblo, a la peonada, a todos los hombres, mujeres y niños que querían una patria libre y colaboraron dando todo lo que poseían, peleando codo a codo con piedras, hondas y armas robadas, alzados contra el invasor.

Un domingo llega la avanzada realista al pueblito de Chicoana, y después de la misa un gaucho dice:

-Tendríamos que alzarnos contra esta canallada! con qué armas? - le observan.

- Con las que les quitemos, pues!

 Y estalla entonces la asonada; el vecino Luis Burda es su jefe; y así desarman y corren a la guardia realista. En otro lugar, por los Cerillos, el estanciero Pedro Zabala sale a pelear, seguido de sus peones que llevan chuzos de cuchillos atados con tientos en palos del monte.

En Sauce Redondo el Capitán Saravia con sólo 30 paisanos armados de garrotes y fusiles, ayudados del inerme paisanaje, atropellan por sobre un fuego vivo, asaltando y venciendo al enemigo que advierte que los hombres que los han atacado desean ser libres de corazón.

“A este pueblo no lo conquistaremos jamás exclamó el General Valdés del Ejército español, cuando al acercarse a un rancho pobre, ve que un changuito de tan solo cuatro años monta en pelo a un caballo y corre al monte para prevenir de la invasión a las montoneras del Comandante Martín Miguel de Güemes.

Sobresale el ejemplo de nuestra Juana Azurduy, que luego del desastre de Ayohuma, decide incorporarse definitivamente a las milicias de la liberación. Participando en numerosas batallas junto a su marido Manuel Padilla, y otras como capitana de su propia columna de un puñado de gauchos, con los cuales logró defender Chuquisaca y constituirla en territorio liberado del imperio.

Petrona Arias, vestida de hombre, cabalgaba de chasqui por las quebradas. Loreto Sánchez, disfrazada de panadera, entraba a espiar a los cuarteles; y a Juana Moro los realistas la emparedaron en su casa por sospechosa de espionaje. Y, esa valiente, “la regalada”, que salió de su rancho totalmente desnuda y fingiéndose loca, para distraer y atajar a una partida de invasores, mientras los patriotas preparaban la emboscada.

Hombres de Don Martín Miguel hoy desocupados. Mujeres que reciben de pago hambre y miseria de quienes jamás dieron nada, de los que nunca supieron del valor y del sacrificio. Niños... desnutridos y analfabetos. Triste laurel de vergüenza pata el triunfo de este pueblo que no sabe de cobardías ni entregas. Todavía hoy sigue impaga la deuda, todavía hoy dura la agonía hecha piedra de todo el pueblo norteño.

Por eso es que debemos rescatar al héroe gaucho de las manos de los que los mataron, debemos rescatarlo como bandera de un pueblo que en cualquier momento repite la historia. Porque la Guerra Gaucha sigue viva en las quebradas. Viva en los trabajadores que entre cerros y soledades repite hazañas y sacrificios, viva en las sombras que callan muertes en selvas y hondonadas. Viva en cada hombre, mujer y niño de esta tierra que no se resigna al hambre y la dominación; en cada humilde que trabaja y que sueña con una Argentina para todos.

Heróe gaucho bicentenario
Homenaje de Fabiana Martínez en Salta

Las invasiones realistas

Güemes y sus gauchos detuvieron otras seis poderosas invasiones al mando de destacados jefes. La primera fue la del experimentado mariscal De la Serna, el cual, al mando de 5.500 veteranos de guerra, partió de Lima asegurando que con ellos recuperaría Buenos Aires para España. Después de derrotar y ejecutar a los coroneles Padilla y Warnes, ocupó Tarija, Jujuy y Salta y los pueblos de Cerrillos (Salta) y Rosario de Lerma. Pero Güemes lo dejó incomunicado con sus bases ocupando Humahuaca, venció a uno de sus regimientos en San Pedrito, y dejó sin víveres la capital de la provincia. De la Serna tuvo que retirarse, hostigado todo el tiempo por las partidas gauchas.

Meses después, el general Pedro de Olañeta, enemigo acérrimo del salteño, volvió al ataque y capturó al más importante de los segundos de Güemes, el general Fernández Campero, popularmente conocido como el Marqués de Yavi, jefe de la defensa de la Puna. Pero no pudo pasar más allá de Jujuy.
Hubo una nueva invasión en 1818, dirigida por Olañeta y Valdés, y otra más en 1819, mandada por Olañeta. La más importante fue la mandó el segundo de De la Serna, general Juan Ramírez Orozco que en junio de 1820 avanzó con 6.500 hombres. En todas éstas obligó a su enemigo a retroceder después de haber tomado Salta y Jujuy.

Si bien la estructura militar de entonces no contemplaba un Estado Mayor, en la práctica Güemes contaba con cuadros superiores organizados, entre los que se encontraban el Marqués de Yavi Juan José Feliciano Fernández Campero; el coronel Francisco Pérez de Uriondo, responsable militar de Tarija; coronel Manuel Arias, a cargo de Orán; y el coronel José María Pérez de Urdininea, proveniente de las filas del Ejército del Norte, en Humahuaca. En el valle de Jujuy estuvieron los coroneles Domingo Arenas en Perico y el teniente coronel Eustaquio Medina, a cargo del río Negro. Más movilidad tenían otros jefes, como José Ignacio Gorriti, Pablo Latorre o José Antonio Rojas. El frente de combate a su cargo tenía una extensión de más de setecientos kilómetros, desde Volcán hasta más allá de Orán, y se conoció como Línea del Pasaje.

Todo el mundo participaba en la lucha: como guerreros los hombres, como espías o mensajeros las mujeres, los niños y los ancianos. Las emboscadas se repetían en las avanzadas de las fuerzas de ataque, pero más aún en la retaguardia y en las vías de aprovisionamiento. Cuando los realistas se acercaban a un pueblo o una hacienda, los habitantes huían con todos los víveres, el ganado, cualquier cosa que pudiese ser útil al enemigo. Por supuesto que esta clase de lucha arruinó la economía salteña, pero nadie se quejaba, al menos en las clases populares. Por cierto, jamás tuvo apoyo alguno del gobierno del Directorio; y la ayuda que le prestó el Ejército del Norte fue muy limitada.

El papel de Güemes en el conjunto era el de organizar la estrategia general y financiarla. Pero tenía un detalle curioso: sus hombres se hubieran hecho matar por él, pero él mismo nunca entraba en combate; nunca se lo reprocharon ni le exigieron que los acompañara. Por eso sus enemigos y los historiadores del siglo XIX lo acusaron de cobarde. No era cobarde: era hemofílico. Cualquier herida le hubiera causado la muerte; de hecho, una herida sin importancia le causaría la muerte.
La muerte del Héroe Gaucho Don Martín Miguel fue planificada por el General Olañeta, jefe del Ejército Realista del Alto Perú y ejecutada por el Teniente coronel José Maria Valdéz, alias el Barbarucho. Pero no debemos olvidar las incidencias que tuvieron las sublevaciones, resistencias, desobediencias y traiciones de los enemigos internos.

En aquella época la sociedad salto-jujeña estaba dividida entre los partidarios de Güemes (Patria Vieja) y sus opositores (Patria Nueva), planteándose una lucha de clases, Tal vez Güemes era odiado por señores como él, pero que se sentían españoles y otros muchos, con la independencia verían en riesgo sus intereses económicos. Además, el material de la guerra era el soldado, y el soldado salía del gaucho, y el gaucho salía del peón. Cada soldado que ganaba el Ejército de la Independencia era un peón que perdía el señor feudal y el gaucho prefería la condición social del soldado a la servidumbre rural a la que estaba sometido.

Algunas de las reformas sociales durante la Guerra Gaucha fueron: la creación ¿el Fuero Gaucho, que otorgaba los mismos privilegios, prerrogativas y derechos que tenía el fuero militar; la excepción del pago de deudas mientras estaban en servicio a la Patria, ya que no tenían sueldo ni recompensa alguna en el Ejercito Guerrillero (hasta peleaban desnudos); la liberación del pago de arriendo: la liberación de la servidumbre y ¿e la explotación del peón rural; la protección a los mulatos que ejercían los oficios de albañiles, pintores, zapateros talabarteros y otros, que hieren los que formaban el batallón de los llamados “Cívicos’. No obstante que la Asamblea del año 1813 había abolido la esclavitud aún existían esclavos en la región, a los que Güemes les otorgó la libertad.

Era tanto su calor humano, que llegaron a darte el nombre de Padre de los pobres. En una de sus arengas decíales: “Esos que veis de frac, son vuestros enemigos, por consiguiente mis enemigos Mientras os conservéis unidos, os asegure que vivirán garantidos vuestros derechos y nuestra libertad, a despecho de esos miserables oye nos odian: a mi, porque les tomo cuatro reales para defender su propia libertad, luchando y dando la vida por Libre Patria; y a vosotros, porque os ven resueltos a no ser más humillados ni esclavizados por ellos. Todos somos libres y todos tenemos iguales derechos, porque todos somos hijos de la misma patria que hemos arrancado de la servidumbre, quebrando con nuestros esfuerzos el yugo español. ¡la llegado el momento en que seáis hombres libres y de que caigan para siempre vuestros opresores’.

Esta exaltación y defensa de los gauchos y la imposición forzada de contribuciones, crearen el enemigo interno. Los poderosos se resentían y se sentían ofendidos porque tenían que desembolsar sus fortunas para e. sostenimiento ¿e la guerra. Por ello odiaban y combatían a Güemes, tildándolo de “tirano, feroz, abominable” otros epítetos. Pero Güemes no adoptó la violencia del azote, la tortura, el degüello la horca o el fusilamiento como lo hacía Artigas, Quiroga, López, Aldao, Ibarra, Lavalle, Lamadrid, Urquiza, Rosas y las dictaduras que bañaren de sangre el país. No, Güemes no hizo matar a ningún opositor. Se había limitado a aplicar penas pecuniarias, o cuando más la prisión, la expulsión o la deportación, predominando las multas que contribuían al sostenimiento de la India por la Independencia.

A solamente 13 días de la muerte del Prócer sus opositores designan como Gobernador a Don José Antonio Fernández Cornejo, y firman un armisticio con Olañeta para suspender las hostilidades Armisticio considerado indigno por San Martín en una carta a O’Higgins, en el que se acuerda la disolución del Ejército de Expedición al Perú con el que Güemes apoyaría a San Martín.

El impacto en los gauchos por la muerte de su adorado jefe, los mantuvo atónitos y neutrales de los acontecimientos políticos de esos días, pero la firma del armisticio y la designación de Cornejo fueren la chispa que encendió el levantamiento popular del 22 de Setiembre de 1821 para recuperar el poder. Como consecuencia se firma un pacto de paz con la designación José Ignacio Gorriti, en reemplazo de Cornejo. Al cumplirse si mandato, a Gorriti se le ofreció ser reelegido, no aceptando con aquellas famosas palabras: “El mayor agravio que se le puede hacer a un pueblo libre, es perpetuar en el poder a sus gobernantes”. Para evitar nuevos enfrentamientos se aceptó por parte de los güemistas, la designación por la Junta ¿e Representantes del General Alvarez de Arenales, para sucederlo.

Gral. Martín Miguel de Güemes II
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El último año de Güemes

Güemes había conversado con San Martín sobre sus ideas de atacar Perú desde Chile. Pero San Martín necesitaba tener las espaldas cubiertas, con fuerzas activas en la frontera norte de Salta, para mantener ocupados los ejércitos realistas muy lejos de Lima. La persona más indicada para dirigir esas operaciones era Güemes, y San Martín lo nombró General en Jefe del Ejército de Observación. Éste estaba continuamente informado sobre los movimientos de San Martín en la campaña del Pacífico, y cuando éste desembarcó en la costa peruana, decidió avanzar hacia el Alto Perú.

Pero ya no podía contar con el Ejército del Norte, del que sólo quedaba una pequeña división al mando del coronel Alejandro Heredia (que estaba a órdenes de Güemes), y algunas armas en Tucumán. Pero éstas estaban en poder del gobernador Bernabé Aráoz, que las estaba usando para tratar de volver a la provincia de Santiago del Estero a la obediencia a su gobierno.

A principios de 1821, el gobernador de Santiago, Ibarra, pidió auxilio a Güemes, y éste invadió Tucumán, más para apoderarse de las armas que necesitaba que por solidaridad. Pero el ejército salteño, al mando de Heredia (tucumano), fue derrotado por el tucumano al mando de Arias (que era salteño, extraña coincidencia).

El cabildo de Salta, formado por las clases altas de la ciudad, cansadas de pagar las contribuciones forzosas que exigía Güemes, aprovechando la ausencia del caudillo, lo acusó de “tirano” y lo declaró depuesto. Muchos de sus miembros se habían puesto de acuerdo con el general Olañeta para entregarle la ciudad. Güemes regresó sin prisa, ocupó pacíficamente la ciudad, y perdonó a todo el mundo. Ésa fue la llamada "Revolución del Comercio"; aunque fracasada, dio inicio a un partido de oposición, conocido como "Patria Nueva", en oposición a la "Patria Vieja", es decir, al partido de Güemes.

Pero no todo había terminado: Olañeta ya estaba en camino, y mandó al coronel “Barbarucho” Valdez por un camino desierto de la Puna, guiado por miembros de la familia realista Archondo. El 6 de junio, Valdez ocupó la ciudad de Salta, y al salir a combatirlo, Güemes fue herido por una bala. Siguió a caballo hasta una hacienda a dos leguas de la ciudad, pero su herida, como cualquier herida profunda de un hemofílico, nunca cicatrizó.

Murió diez días después, el 17 de junio de 1821, a la intemperie, en un catre improvisado por el Capitán de Gauchos Mateo Ríos, en la Cañada de la Horqueta (cerca de la ciudad de Salta). Tenía 36 años y fue el único general argentino caído en acción de guerra externa.

Caricatura del Gral. Güemes
Tato

La gloria póstuma

Monumento a Güemes en Salta.Apenas unas semanas después de su muerte, sus hombres obligaron al ejército español a evacuar Salta; la guerra gaucha seguía funcionando. Fue la última invasión realista al norte argentino, con lo que Güemes, aunque no llegó a verlo, finalmente venció a sus enemigos.

En Buenos Aires, la noticia del fallecimiento del general Güemes fue publicada bajo el título "Ya tenemos un cacique menos"; el artículo que lo anunciaba demostraba más alivio por la muerte de un enemigo ideológico que pesar por la pérdida de la ciudad de Salta en manos realistas.

Durante la mayor parte del siglo XIX, tanto en Salta como en el resto de la Argentina, la figura de Güemes fue interpretada solamente como la de un caudillo, que había soliviantado a las masas campesinas contra las clases altas de la sociedad; esta "falta" era apenas disminuida por el patriotismo demostrado a lo largo de su carrera militar. Sólo a principios del siglo XX, esa imagen comenzó a cambiar, a través de su más conocido biógrafo, Bernardo Frías, que presentó la vida de un jefe militar y político patríotico y desinteresado, capaz de movilizar a la masas en contra del enemigo, aunque no intentó librarse de la visión elitista de la sociedad, que mostraba poco aprecio por sus gauchos. Sólo a partir de ese momento, Güemes comenzó a aparecer como el esforzado y heroico jefe de la frontera norte, héroe absoluto de la provincia de Salta.

Calle Gral. Martín Miguel de Güemes en la localidad bonaerense de Vicente López, en el partido homónimo.Su gesta militar fue recordada por el escritor Leopoldo Lugones como la Guerra Gaucha, nombre con que se la conoce desde entonces. Una de sus biografías más extensas es la de Atilio Cornejo, que sigue la línea tradicional, así como la monumental obra "Güemes documentado", de su descendiente Luis Güemes, en 13 tomos.

En el último tercio del siglo XX, comenzó también a verse a Güemes como un protector de los pobres de su provincia, coincidiendo con estudios similares respecto de los caudillos federales. Solamente a principios del siglo XXI comenzaron a ser estudiadas en profundidad las características políticas de su gobierno, la estructura de lealtades en que se apoyaba y las razones de sus enemigos internos.

Militarmente, la actuación de Güemes en la guerra de la Independencia argentina fue absolutamente crucial: sin su estrategia, no hubiera sido posible defender el norte del país después de tres derrotas, ni hubieran sido posibles las campañas de San Martín. Bajo su mando, las ciudades de Salta y Jujuy y su campaña defendieron al resto de la Argentina sin ayuda exterior.

Árbol genealógico de la familia Güemes

Sus restos descansan en el Panteón de las Glorias del Norte de la República, ubicado en la catedral basílica de Salta.

viernes, 4 de febrero de 2011

Masonería


La francmasonería o masonería es una institución iniciática, no religiosa, filantrópica, simbólica, filosófica y antiguamente secreta, fundada en un sentimiento de fraternidad. Tiene como objetivo la búsqueda de la verdad a través de la razón y fomentar el desarrollo intelectual y moral del ser humano, además del progreso social. Los masones se organizan en estructuras de base denominadas logias, que a su vez pueden estar agrupadas en una organización de ámbito superior normalmente denominada "Gran Logia", "Gran Oriente" o "Gran Priorato".


Aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería moderna o "especulativa" ha sido descrita a menudo como un sistema particular de moral ilustrada por símbolos. Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.



La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en la masonería, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la regularidad masónica. La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.


Se debe saber que existen los masones dogmatico y a dogmaticos, muy distintos entre ellos. Con respecto a que ningún católico puede ser masón es una gran mentira, hubo y los ahí, papas, cardenales, obispo, sacerdotes, que profesan la masonería.



La Masonería no es en todo caso una religión, por cuanto no se presenta como un camino de salvación, sino como un método de crecimiento personal y de aumento de la conciencia, en la búsqueda de una plenitud como diría el filósofo masón Krause "del hombre en cuanto hombre". La masonería no es en última instancia sino una forma colegiada de reflexión filosófica, y hoy a nadie se le ocurre plantear una contradicción entre filosofía y teología ya que se reconocen como jurisdicciones diferentes. La masonería propone un esfuerzo de autoconciencia y de autenticidad personal que está por supuesto abierta a cualquier interpretación confesional y en esa libertad, naturalmente todas las opciones son posibles para el masón. Decir que por esa garantía de libertad la masonería es incompatible con el catolicismo sería como venir a decir que la Historia de las Religiones es una asignatura anticatólica porque estudia el fenómeno religioso poniendo a todas las religiones en el mismo plano, o que la filosofía es anticristiana por el hecho de no ser ya "sierva de la teología".
Javier Otaola, Pasado Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica Española. Carta del 26 de Abril, 2001 a la revista "Alfa y Omega".




Los masones argentinos, el mundo moderno y el universo 2.0

Siglos de invisibilidad y misterio rodean a los masones. Desde la Edad Media cuando, relata Clavero, se iniciaron las logias entre los albañiles y constructores, la masonería transcurrió tiempos complejos para con el “mundo exterior”.

Pero Clavero se ocupa de humanizar a quienes integran la comunidad y a despejar las sombras que durante años los acompañaron.

Aunque los prejuicios sobre la masonería son variados y siguen existiendo. Para muchos, es una sociedad elitista, separatista, de gente culta, de clase alta y  rica. Para otros, es gente que cultiva ritos satánicos, antirreligiosos, una sociedad oculta y peligrosa.

“No somos una sociedad ni secreta ni cerrada. No hace falta ser rico ni tener dinero. Al contrario. Puede entrar cualquiera que desee y lo solicite. Lo que sí, mantenemos la discreción”, explica Clavero.

Existen 6 mil masones activos en Argentina. Un mismo número se retiró de las logias por diversos motivos aunque la condición de masón no se pierde. “Se puede volver cuando se quiera”, dice Clavero.

La iniciación es la clave. En rigor, los requisitos que se les exigen a los postulantes en la web oficial de la Gran Logia son: “Ser hombre libre y de buenas costumbres (libertad para expresar sus sentimientos); tener una edad mínima de 21 años; o de 18, si es hijo de masón; poseer inteligencia y cultura necesaria para comprender y practicar las virtudes masónicas (aquí sí entraría el perfil más misterioso de las logias, en el que el postulante deberá “introducirse en los misterios de la Orden y sus alegorías y signos”); contar con medios de subsistencia para sufragar sus necesidades, las de los miembros de su familia y/o personas que tuviera a su cargo (según la web de la entidad, el aporte de los integrantes no supera la cuota mensual de una organización de caridad)”.

Por otra parte, existen masones con diversas creencias religiosas. Pero el Vaticano tiene una histórica disputa con la masonería. Algunos miembros de la Iglesia Católica consideran que las logias son satanistas.

Alejado de los prejuicios, para el Gran Maestre, los masones, los “hermanos” como se llaman entre sí a los miembros de las logias, son gente común que integra la sociedad con el objetivo de que cada miembro fomente y desarrolle sus valores personales.

Si bien la apertura es amplia, todavía resta, por ejemplo, que las mujeres se integren a las logias, un dato no menor. Clavero le explicó a Notio que el ingreso de las mujeres a los grupos “es un tema que se discute hace tiempo” pero al que todavía no se pudo encontrar una resolución.

Según el Gran Maestre, “en un futuro” la masonería podría abrirle las puertas al sexo femenino.

Además, la asociación comenzó una etapa de ingreso en la comunidad educativa con la firma de varios convenios con entidades educativas para la realización de cátedras de “Libre Pensamiento”.

Para Clavero, la educación y la formación son dos de las principales bases de la Gran Logia. “Encontramos muy buena recepción entre los alumnos”, comenta en diálogo con Notio. Aunque, confiesa que todavía queda un largo camino para que “ser masón” sea un término frecuente y aceptado sin prejuicios.

Por otra parte, los integrantes de las logias tampoco reniegan de los avances tecnológicos. “Todos tenemos celulares, todos usamos la tecnología. Pero lógicamente, cuando nos juntamos, apagamos todo”, explica Clavero.

Desde que Clavero es el máximo responsable de la entidad, procuró iniciar un proceso de comunicación y modernización con el objetivo de integrar a la Gran Logia con la sociedad. De hecho, publican gacetillas de prensa, utilizan herramientas de Internet y comenzaron una política de atender a los medios de comunicación como nunca antes. Hasta los nuevos postulantes pueden enviar la solicitud de ingreso por correo electrónico.
                                                                  


Personajes ilustres y la política

La historia argentina está cruzada por la masonería. Personalidades tales como Bartolomé Mitre o Bernardino Rivadavia fueron integrantes. La Logia Lautaro fue uno de los instrumentos creados por José de San Martín para lograr la independencia latinoamericana. Allí lo acompañaron Carlos María de Alvear, Tomás Guido y Nicolás Rodríguez Peña, entre otros masones.

Es más, la masonería aportó siete presidentes iniciados y catorce vices: los propios Mitre y Rivadavia, Justo José de Urquiza, Domingo Faustino Sarmiento, Carlos Pellegrini, José Figueroa Alcorta e Hipólito Yrigoyen son algunos.

Si bien la sede de la Gran Logia se adorna con cuadros de los masones pasados, Clavero sostiene que la política argentina estuvo, está y estará vinculada a la masonería y viceversa.

“En las reuniones hablamos de política, pero no de política partidaria”, dice Clavero.

Los dichos del Gran Maestre dejan margen para pensar que en el actual abanico político hay integrantes de la masonería.
Nombres, no. La discreción seguirá siendo la clave.



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