Supongo que la noticia
nos habrá cogido desprevenidos a todos. Como sabrá, improbable lector,
la región del Maestrazgo ha declarado su independencia al resto de España.
A tal efecto, ha
anunciado monseñor Renato DellCardo, se prevé enviar un nuncio apostólico y
crear una diócesis que abarque el territorio escindido, nombrando para ello un
nuevo prelado que, atendiendo los deseos de los nuevos dirigentes del
Maestrazgo, será de cuna noble.
El resto de los
españoles desconocíamos por completo los deseos de independencia de esta
histórica región que, es verdad, tradicionalmente ha vivido aislada del resto
de los territorios peninsulares a consecuencia de su escarpado paisaje. De
hecho, aquellos que hemos podido visitar la zona hemos constatado habitualmente
lo muy aferrada que vivía la población a sus tradiciones propias.
El nombre del
Maestrazgo procede de la encomienda de la orden militar de Montesa que gobernó
teocráticamente aquel territorio, con el maestre de la orden al frente, durante
más de quinientos años, desde el establecimiento de la encomienda de san Mateo
en 1319, hasta el comienzo del trienio liberal en 1820.
El territorio que ha
declarado su independencia abarca una pequeña parte de las provincias de
Teruel, Tarragona y Castellón, comprendiendo cincuenta y siete municipios. Este
que sigue es el mapa de la nueva nación.
Los siguientes datos se
han tomado de diferentes medios de comunicación:
El origen de la
reclamación de soberanía por parte del Maestrazgo procede, según esas fuentes,
de la primera guerra carlista. Conflicto que asoló a toda España entre los años
1833 y 1840, enfrentando dos concepciones sociales diferentes bajo la excusa de
una disputa dinástica. Dos concepciones sociales que se podrían definir como la
opción liberal y la opción tradicional.
Durante ese convulso
periodo de guerra civil, toda la región, dado su secular aislamiento y eminente
carácter rural, se volcó unánimemente a favor de la opción tradicionalista
defendida por las tropas carlistas. No en vano el general Cabrera, jefe de las
tropas del Maestrazgo, ya concluida la guerra y expulsado el resto del
contingente carlista, siguió luchando en el territorio bajo su mando durante un
año, merced al apoyo social de la población civil.
A pesar de haber
perdido esa guerra, los habitantes del Maestrazgo, con sus ideas políticas
tradicionales intactas, supieron ganar la paz. Así, a pesar de la existencia de
gobernadores provinciales enviados desde Madrid, que en la práctica carecían de
poder efectivo y se limitaban a organizar festejos en
su propia residencia, el gobierno de la zona por parte de los tradicionalistas
fue evidente y conocido, aunque siempre discreto y en la sombra.
La capital del
territorio es la ciudad de San Mateo, en la provincia de Castellón, el mismo
lugar donde residía el maestre de la orden de Montesa desde 1319. Concluida la
guerra en 1841, en dicha población se creó una junta de gobierno clandestina
que, en la práctica, impartió justicia y se encargó de los asuntos de gobierno
del Maestrazgo, con el absoluto apoyo y absoluto sigilo de la población local.
Esa junta, denominada
formalmente el consejo de la regencia, dado que seguían esperando el regreso de
un rey tradicionalista, estaba compuesta exclusivamente por nobles titulados
que, exiliados forzosamente tras perder la guerra, volvieron de incógnito al
Maestrazgo.
Las segunda y tercera
guerras carlistas en las décadas de los cincuenta y setenta del siglo XIX, no
alteraron en nada el sistema de gobierno encubierto que el consejo de la
regencia mantuvo en el Maestrazgo, sistema que prolongó hasta bien entrado el
siglo XX.
Durante ese largo
periodo la influencia de la iglesia en los asuntos de gobierno del consejo de
la regencia se hizo cada vez más palpable, hasta convertir el Maestrazgo en un
verdadero estado teocrático en el que el ejercicio político se manifestaba,
siempre en la clandestinidad, a través de aquellos que hablaban en nombre de
Dios, los eclesiásticos más tradicionales.
No obstante, concluida
la guerra civil, la falta de reconocimiento de la autonomía de la región del
Maestrazgo y de sus órganos de gobierno clandestinos, la ausencia de un rey y
sobre todo, el ejercicio del poder centralista que llevaron a cabo las
autoridades vencedoras, concluyó con un retorno a las catacumbas del consejo de
regencia como órgano de gobierno en la clandestinidad de la región del
Maestrazgo.
Por fin, el
establecimiento en 1975 de una monarquía de carácter democrático, contrario al
régimen monárquico tradicional que se vivía en la región, ejercido por el
consejo de regencia, no ayudó al abandono de la clandestinidad.
Se ha conocido a
consecuencia de la noticia, que el sistema de gobierno ejercido desde el
consejo de la regencia durante los casi ya dos siglos de existencia, ha estado
basado en una concepción social y política de corte tradicional. Tradición
manifestada, entre otras cosas, en el mantenimiento de la necesidad de poseer
nobleza, si no titulada, al menos sí hidalga, para alcanzar los puestos de
gobierno del Maestrazgo.
El territorio se
encuentra dividido institucionalmente en siete regiones que abarcan gran parte
de la provincia de Castellón y algún territorio de las de Teruel y Tarragona.
Dado que en este blog
se habla de heráldica, se adjunta el escudo que ha tomado como propio el recién
autoproclamado país. En él se representa la cruz de la orden de Montesa sobre
los cuatro palos del rey de Aragón.
Tomado del Blog de Heráldica del Cdte. José Juan Carrión Rangel.
Los diseños de los escudos y las
banderas son de mi autoría.
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